Después de unos (demasiados) días de baja por una amigdalitis y un montón de días de fiebre, ya estoy otra vez a tope. Como el día 18 es el bicentenario de la independencia de Chile, me han dado de vacaciones esta semana en la universidad, semana que he aprovechado para viajar, para conocer un poco la X Región, la Región de Los Lagos, donde está Osorno. Este viaje es diferente a los demás, ya que como me estoy moviendo por los pueblos de alrededor estoy volviendo a casa casi todos los días, para ahorrar un poco de pasta, porque esto no es nada barato.
El sábado me fui junto a David, Lynn y Gabriel a Maicolpué, un pequeño pueblo de la costa de Osorno, a algo más de una hora de Osorno. La verdad que salimos más tarde de lo que pensabamos porque no sabíamos que los autobuses de la costa salen desde uno de los barrios (aquí llamados comunas) de las afueras, y mientras llegamos y salía el bus, llegamos al pueblo a las 14.00h. Nada más llegar nos fuímos a la playa (la cabra tira al monte) y de repente vi una aleta negra cerca de la costa (a unos 50-100m de la orilla), todos miraron y estuvimos casi una hora flipando con los delfines (Cephalorhynchus eutropia), había como 5-6 y una cría que no se separaba de la madre. Algunos se entretenían surfeando las olas para nuestro disfrute. Después fuímos hacia el pueblo, y casi llegando un hombre nos dijo que los restaurantes estaban en la zona de la playa de donde veniamos, así que como ya era hora de comer algo nos volvimos y nos fuímos a un fantático restaurante, donde por 6€ por cabeza nos comimos un congrio increible y con unas vistas del mar inigualables.
Martín pescador de collar (Megaceryle torquata). Es el doble de grande que los de España
Después de comer nos fuímos andando, como ya hemos hecho otra veces, para pillar el bus de camino y así ver los paisajes. Llegamos andando a otro pueblito costero, Bahía Mansa, y seguimos andando, después de más de 10km la fuerte lluvia nos hizo refugiarnos en una parada del autobús y decidimos hacer dedo, porque ni rastro del bus, como de costumbre. Nos vinimos los 4 en un la parte de atrás de una Renault Express, sin asientos pero nos lo pasamos genial. Cuando llegamos a Osorno el hombre se paró y nos dijo que ya estabamos, pero nos dejó a las afueras de Osorno y además estabamos super desorientados, imaginaos la cara del hombre de la tienda a la que entré y le pregunte "perdone, ¿dónde estamos?". El hombre nos guió y rápidamente nos orientamos, pero estabamos como a 6-7 km del centro, más lo que hay hasta mi casa, más de 10km para terminar la aventura.
Al día siguiente los mismos 4 individuos decidimos ir hacia el sur y nos fuímos hasta Puerto Octay, una pequeña y bonita ciudad "alemana" junto al lago Llanquihue. Las vistas no eran muy buenas porque donde se suponía que debería haber 3 inmensos volcanes, solo había una banda de nubes, aunque el día era primaveral y estaba, en general, bastante despejado.
Después nos fuímos hasta Puerto Varas, una importante ciudad turística, a orillas de ese mismo lago y también con una importante influencia alemana. Recorrimos todo la orilla del lago, sus calles céntricas y subimos hasta un monte para aprovechar que el día se había despejado un poco más y podiamos ver 2 de los volcanes.
La verdad que fue un día precioso y ambas ciudades tenían mucho encanto.
El lunes David y yo nos fuímos a Tegualda, una pequeña aldea al sur de Osorno donde vive un compañero de la universidad, Eduardo Arzolas, el padre protector de todos los biólogos marinos de Osorno. El pueblo era muy muy chico y no tenía nada, pero la carretera que lleva hasta él es increible, todo lleno de bosques y praderas. Los padres tienen una preciosa casa, un huerto, un invernadero, un gallinero, etc, es decir, un sitio maravilloso. Su madre es una excelente cocinera y comimos como no lo hacíamos desde que llegamos a Chile. Lo mejor de todo es que pudimos ver muy de cerca los colibries que ya empiezan a revolotear por aquí.
El martes por la tarde, antes de regresar a Osorno, nos fuimos a Frutillar Bajo, otro bonito pueblo costero de influencia alemana y muy turístico a la orilla del Llanquihue.
La verdad que fueron dos días muy tranquilos, con gente encantadora, buena comida y un entorno único.
Hoy miércoles me he ido con Lynn a Puerto Varas para poder pillar un bus hacia los Saltos del Petrohué (en total a más de 3 horas y media de Osorno), una zona dentro del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, un precioso bosque atravesado por el río Petrohué con unos saltos de agua y unos rápidos flipantes, y el color turquesa del agua para rematar. Estuvimos recorriendo el parque, lleno de recovecos, durante más de 3 horas y después nos fuímos andando hasta el pueblo de Petrohué que estaba como a 6km.
El pueblo está junto al Lago de Todos los Santos y es donde nace el río que da lugar a los saltos. El pueblo es la mínima expresión de un pueblo, una rotonda, una agencia de viajes, una tienda, un camping, un hotel y algunas casa esparriadas por la orilla, pero en una situación privilegiada, en la ladera del Volcán Osorno, que estaba tapado por las nubes, y junto a un enorme lago flanqueado por bosques y nevadas montañas.
La verdad que el día ha vuelto a ser fantástico.
Como aquí del 17 al 2o es fiesta por el tema del bicentenario, la siguiente aventura (mañana) será algo más larga, ya que no habrá autobuses esos días. Ya os contaré cuando vuelva.
Sed buenos
Impactante la foto del volcan.
ResponderEliminarUn abrazo.
ESTOS PAISAJES ME LOS SE DE MEMORIA PERO A LOS ALREDEDORES HAY PAISAJES MAS INPACTANTES... LES DEJO LA INQUETUD
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