Este fin de semana estuve en otro de los sitios que tenía especial interés en visitar, la Isla de Chiloé, la segunda isla más grande de Sudamérica después de Tierra de Fuego.
Aprovechando que iba a ir a Puerto Montt a un curso de 2 días de Moluscos decidí pasar el finde en Chiloé, ya que pillaba en la misma dirección. Al final se unieron a mi aventura Lynn (la chica de EEUU y que se apunta a lo que sea) y Gabriel (un chaval francés super apañao). Quedé con ellos en la estación de buses, ya que yo ya estaba allí, y nos fuimos dirección Castro, la capital de Chiloé. El viaje lo hicimos casi todo el tiempo de noche, así que no puedo contar mucho del paisaje pero lo que si es super curioso es que no hay un puente que comunique con la isla, así que hay que cruzar en un transbordador, un barco más simple que el mecanismo de una cucharilla, con una rampa delante y otra detrás, pero es muy extraño viajar en autobús sobre el mar jajajaja.
El hostal que habíamos buscado en la guía estaba muy cerca de la estación de buses así que como llegamos muy tarde a la ciudad nos acostamos en cuanto llegamos.
Al día siguiente nos levantamos temprano y estuvimos recorriendo toda la ciudad, visitando los característicos palafitos (casas contruidas sobre el mar), una iglesia que es entera de madera por dentro que es patrimonio de la humanidad (aunque por fuera es de chapa) y visitando el centro.
Después decidimos ir a Cucao a ver el Parque Nacional Chiloé, que estaba a algo más de una hora en bus. Llegamos y el día seguía empeorando, tanto que no estaba ni el guardia del parque, así que "nos colamos". Nuestra idea era hacer el sendero de la costa y hacia allí nos dirigimos. A mitad del camino vimos como una parte del sendero estaba bajo el agua, por unas lagunas que se habían formado por las contínuas lluvias. A lo lejos veiamos (y sobre todo oíamos) el mar, así que decidimos que si no podíamos ir por el camino establecido buscaríamos uno alternativo. Conseguimos llegar al mar y vimos como el Pacífico no rendía honor a su nombre y estaba muy embravecido. El viento era muy muy fuerte, que incluso hacía dificil mantenerse de pie. A la vuelta la lluvia se hizo muy fuerte y como el viento venía de frente las gotas de agua nos golpeaban fuertemente en la cara. Cuando conseguimos llegar de nuevo al bosque estabamos completamente empapados y muertos de frío. Volvimos hacia la entrada del parque para tomar algo caliente en el bar de la entrada mientras esperabamos al bus, pero el bar estaba cerrado, así que nos fuímos hasta el pueblo buscando algún sitio donde comer algo y un poco de calor. En el pueblo encontramos un pequeño bar donde la mujer nos dijo que solo podía ponernos un huevo frito, pan y té, por supuesto en mitad de la nada eso es una maravilla. Estuvimos comiendo mientras veíamos el baño que le estaba metiendo el Barça al Sevilla en la vuelta de la supercopa.
Entrada del Parque Nacional Chiloé
Haciendo el ganso en la playa del Parque Nacional Chiloé, Oceáno Pacífico
Haciendo el ganso en la playa del Parque Nacional Chiloé, Oceáno Pacífico
Cuando terminamos de comer y viendo que se acercaba la hora que nos dijo el chofer del autobús a la que volvía salimos a la carretera. Como hacía mucho frío para estar parado dedidimos ir andando por la carretera, porque aquí los buses paran en cualquier sitio donde les pidas que paren. Estuvimos más de una hora andando, y ya pensabamos que tendríamos que pasar la noche en mitad del bosque jajajaja. Finalmente pasó el bus y regresamos a Castro y nos fuímos a cenar y a tomar algo. Yo me pedí el plato típico de Chiloé, el curanto, un plato de marisco que se cuece junto con salchichas, chorizo, carne y chapalele (masa de patatas con harina), una mezcla extraña pero rica, es como un cocido pero de marisco. Luego salimos por el centro a carretear (salir de fiesta en chileno) un rato.
A la mañana siguiente nos fuímos a Dalcahue, un pequeño pueblo en la costa "interior" de la isla, ya que nos habían dicho que el domingo por la mañana montaban una feria (como un rastro o un barato) de artesanía y de alimentos de todas las islas y pueblos de alrededor. Estuvimos visitando el pueblo toda la mañana y después decidimos cruzar en otro transbordador a la Isla de Quinchao e ir a Curaco de Vélez, un pequeño pueblo de pescadores, que tiene pinta de ser un paraiso en verano. Regresamos a Dalcahue a comer porque en Curaco estaba todo cerrado. Allí nos pedimos, lo que después denominamos salmón al crimen, que es un filete grande de salmón sobre una cama de papas, tomate, queso y CHORIZO, de ahí el crimen, ya que le quita todo el sabor al pescado y no pega ni con cola.
Por la tarde regresamos a Castro, aprovechamos para visitar otra zona de palafitos, ya que la lluvia nos estaba dando una tregua. Luego pillamos el bus en el que regresamos a Osorno.
La verdad que el viaje fue fantástico y ha sido uno de los sitios más bonitos (y baratos) de los que he visitado de Chile.
Sed buenos
Que guapo tio. Me alegra mucho por ti.
ResponderEliminarHa merecido la pena la espera.
Vivelo. Un abrazo.
Que genial! yo en unas semanas voy a castro y quiero ir al parque nacional, pero no se si se pueda hacer todo en un dia, que me dices? es posible hacerlo en un dia, salir desde Pto Montt en el primer bus y volver en el ultimo?
ResponderEliminarMe parece complicado, si no recuerdo mal se tardaba algo más de 4 horas y el parque está lejos y es muy grande.
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