Después de llegar de Patagonia, sabía que la estancia en Osorno empezaba a acabarse, al igual que mi tiempo con mis compañeros de viaje, así que empezamos a plantearnos hacer un último viaje los 4 juntos (Lynn, Gabriel, David y yo). Lynn quería ir a la playa, además conocía una chica en Viña del Mar, Gabriel y David no tenían preferencias y yo necesitaba ir a donde fuese, para poder pensar un poco claridad, ya que empezaba a pensar darle un giro a mi planteamiento respecto al viaje y a mi futuro académico. Además también me apetecía ir a esa zona, aunque David y yo ya la conocíamos de nuestros primeros días aquí, ya que mi amigo Nico (el ruso) estaba en Santiago, también de beca iberoamericana, y me apetecía verlo.
Así que después de dudar sobre el día de partida nos fuimos dirección Viña del Mar la noche del miércoles 11 de noviembre, con una pequeña mochila cada uno y sin saber cuántos días iba a durar el viaje. Llegamos a Viña por la mañana y nos fuimos a dar una vuelta por la zona de la costa mientras hacíamos tiempo para que la amiga de Lynn, Heidi, terminara sus clases. Después de comer nos fuimos hacía Con Con, una ciudad al norte de Viña donde hay unas dunas de arena espectaculares, donde pasamos la tarde.
A final de la tarde regresamos a recoger nuestras mochilas, ya que Gabriel y yo teníamos que buscarnos un hostal para dormir, ya que habíamos intentado buscar couchsurfing pero sin suerte. Decidimos hacerlo en Valparaiso ya que es mucho más barato que Viña. Después de buscar por sus empinadas calles, encontramos uno que nos gustó. Por la noche Gabriel y yo nos fuimos a dar una vuelta y a cenar algo, con una sobremesa de lo más interesante. Después nos fuimos con Lynn y David a una fiesta a casa del novio de Heidi (un americano más seco que un poloflash de apio).
Por la mañana (viernes 12 de noviembre) los dos nos fuimos a recorrer el Cerro Bellavista, a visitar la casa de Pablo Neruda, el centro y la parte norte de la ciudad.
Por la tarde nos fuimos con David y Lynn a visitar la zona del puerto y a tomar algo mientras hacíamos tiempo para ir a casa de Sophie, una chica de couchsurfing, donde nos quedaríamos Gabriel y yo durante un par de día. La casa estaba en el Cerro Alegre, y era una casa muy hippie llena de instrumentos musicales y con unas vistas increíbles de la ciudad. Sophie era una chica alemana que estaba de beca en Chile, pero que hablaba perfectamente español (o sea que si me dice que es de Cuenca me lo creo), hippilonga y super simpática. Al rato de llegar y mientras preparábamos la cena llegó Olivier, un hippie francés que estaba de beca en Santiago y que se habían conocido en un taller de malabares unas semanas antes. Olivier casi merecería una entrada aparte porque es un personaje increíble, su forma de hablar es muy graciosa porque aprendió español cuando llegó a chile y habla español, con acento francés pero usando miles de modismos chilenos, además de ser súper expresivo. Después de cenar quedamos con David y Lynn y nos fuimos a una fiesta punk en una casa okupa, el sitio era bastante extraño, era una casa de 3 plantas a la que le faltaba el suelo del salón, entonces el sótano no tenía techo, y allí además del concierto había gente haciendo skate, perros, punkies que iban desde los 14 hasta los 40 años, también había unos punkies haciendo sopaipillas (comida típica chilena, una especie de pan frito) en una cocinilla portátil; un sitio de lo más variado, pero la verdad que lo pasamos genial.
Cuando nos levantamos (sábado 13 de noviembre) preparamos un desayuno-almuerzo de lo más variado.
Por la tarde Gabriel, Olivier, Lynn, David y yo nos fuimos a pasear por la ciudad y al Cerro Artillería, donde vimos una obra de teatro de marionetas genial. Después nos fuimos al otro lado de la ciudad para ver una de las exposiciones del Forum de las Culturas, que este año se celebra en Valparaiso. Desde allí estuvimos viendo a los leones marinos prepararse para pasar la noche, las aves marinas haciendo sus últimas capturas del día y un precioso atardecer con la ciudad iluminada al fondo.
Después de cenar quedamos con Sophie para tomar algo, y nos fuimos a hacer botellón a un descampao que hay en alto en el centro de la ciudad. Allí estuvimos charlando y tomando unas cervecitas y unas copitas, mientras hacíamos el tonto con la cámara de fotos haciendo dibujos con la luz. Después pasó una de las anécdotas más curiosas del viaje, cuando a Olivier se le cayó una pelota de malabares por el precipicio y se tiró a buscarla como el que va a comprar pan. Tardó más de una hora en regresar, ya que era casi una pared vertical de casi 100m y con la vegetación muy alta, regresó hecho pedazos jajajja.
Después de esto unos cuantos nos fuimos a dormir y otros se fueron otra ve a la casa okupa, pero volvieron pronto ya que el tema de la fiesta era de colgar a gente con cadenas de los piercing del cuerpo y al parecer era bastante desagradable.
Lynn me había comentado hace tiempo que le hacía ilusión ver un partido de futbol en directo, y nos habíamos enterado que el equipo de Valparaiso, Santiago Wanderers (que juega en primera), jugaba en casa contra Ñublense y las entradas eran muy baratas (desde 3€), así que después de comernos unas empanadas, Lynn, Gabriel y yo nos fuimos al partido (domingo 14 de noviembre). Compramos la entrada más barata y cuando entramos nos dimos cuenta que nos habíamos metido en la zona de los ultras (los Panzers), y os recuerdo que esto es Sudamérica, donde el futbol de vive a tope. El partido no fue gran cosa, empate a 2, poco futbol y muchas patadas, pero el ambiente fue increíble. Jamás en mi vida había visto tantos antidisturbios juntos, pero es que esta gente está loca. Las celebraciones de los goles consisten en tirarles botes de humo y todo lo que tengas a mano a los policías. La verdad que no paran de animar en todo el partido y viven el futbol de una manera muy efusiva y especial.
Después del partido fuimos a recoger nuestras mochilas y nos despedimos de Sophie (que fue una anfitriona increíble), ya que nos íbamos a Santiago.
Sed buenos
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